Recordad que aunque parezcan muy simples finalmente somos nosotros los que damos el nivel de complejidad.
Con este juego los niñ@s toman el rol de madre o padre al alimentar al pollito, desarrolla las habilidades motrices finas, el reconocimiento del color y la coordinación óculo-manual mientras aprenden a reconocer los colores y a contar ¡jugando!